EDUCADORES,
DIGAMOS NO*
¿Qué papel juega este
indignado discurso en una publicación política que hoy trata
monográfica y oportunamente de la educación? Lo juzgo muy
importante, por eso he decidido colaborar con estas palabras en este
número de Mate Amargo.
Por:
Miguel Soler Roca
Soberbios y equivocados
Cruel viene resultando el año
2013 en materia de Derechos Humanos para la sociedad uruguaya.
Tendremos que afrontar el
cuadragésimo aniversario del golpe cívico militar de 1973,
recordándolo como la fuente de tristes crímenes todavía
encubiertos y habremos de seguir soportando la ignominiosa
contradicción de que mientras las víctimas desaparecieron sus
victimarios circulan provocativamente entre nosotros.
Perdura el contumaz silencio de
las Fuerzas Armadas respecto a sus crímenes, la ambi-güedad de
ciertos pronunciamientos de nuestra clase política, la irresponsable
indiferencia de una considerable parte de nuestra alegre y confiada
sociedad y, como nefasto remate, las sentencias últimamente
adoptadas por la mayoría de nuestra Suprema Corte de Justicia (SCJ),
que violan el sentido común, desprecian la memoria de las víctimas,
el dolor de sus familiares y los sentimientos de nuestro Pueblo,
desconciertan e irritan a la ciudadanía, dividen a la academia y a
la jurisprudencia, transgreden la legislación internacional y aver-
güenzan al país entero ante sí mismo y ante la comunidad mundial.
Mientras otras sociedades de
América Latina realizan sensibles progresos en el esclare-cimiento
de la Verdad y en el castigo de sus respectivos criminales, Uruguay
aparece ante la faz del mundo cediendo, una vez más, a las presiones
de los verdaderos aunque ocultos culpables y se hace regañar como
niño desobediente por organismos regionales con capa- cidad de
aplicarnos deshonrosas sanciones.
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* Versión textual del artículo
incluido en la edición digital de la publicación Mate
Amargo Nº 11, de
junio de 2013, dedicado a temas de educación. (www.mateamargo.org)